No son sólo los 5,7 millones de barriles los que se evaporaron debido a la obstinación saudí en seguir al pie de la letra las recomendaciones belicistas del eje Washington-Tel Aviv. Según señaló el diario Khalij online el domingo, citando al ministro saudí del Petróleo, el ataque del pasado 17 de septiembre costó al reino no sólo 5,7 millones de petróleo sino también 2.000 millones de pies cúbicos de gas, 500 millones de pies cúbicos de etano y 500 millones de barriles de gas condensado.
Otra pérdida importante es la credibilidad de Arabia Saudí como productor de crudo. De hecho, los clientes de Riad han comenzado a buscar otras fuentes más fiables para obtener crudo. De hecho, según datos de Refinitiv Oil Research, toda la producción perdida en Arabia Saudí tendrá un impacto en Asia.
El pasado martes Aramco informó a PetroChina que algunos de las entregas de crudo ligero en octubre serán retrasadas al menos 10 días tras los ataques yemeníes contra las instalaciones de Aramco, según una fuente de la compañía china.
La guerra de Yemen ha tenido un impacto también en los planes saudíes para la privatización de Aramco. Obviamente, una compañía que es blanco de ataques con drones y misiles no resulta atractiva para los inversores.
La guerra de Yemen no es único factor que arroja dudas sobre la estabilidad de Arabia Saudí. Las políticas irresponsables de Mohammad Bin Salman y la creciente represión contra activistas y disidentes, incluyendo populares clérigos saudíes, han hecho crecer también el descontento y la oposición a nivel interno en el país.
Un príncipe saudí que vive en el exilio en Alemania lanzó unos días un movimiento de oposición en un intento por cambiar el régimen gobernante, establecer una monarquía constitucional y cesar los abusos contra los derechos humanos en el país represivo.
“En los últimos tres años, el monarca saudí (Rey Salman bin Abdulaziz Al Saud) se ha convertido en una vaca sagrada, que ordena la obediencia”, dijo en un comunicado el príncipe Jaled bin Farhan Al Saud, quien escapó de Arabia Saudí hace más de una década, en un vídeo publicado en YouTube el lunes por la noche cuando anunció la formación del grupo de oposición denominado “Movimiento por la Libertad de los Hijos de la Península Arábiga”, informó Al Khaleej online en idioma árabe.
“El régimen del rey Salman se apresuró a empujar el reino hacia el colapso cuando nombró a Mohammed bin Salman como príncipe heredero”, agregó el príncipe saudí disidente de 41 años.
Destacó que el monarca saudí y su hijo han dañado gravemente el prestigio y la reputación del país a nivel internacional, musulmán y árabe, y añadió que ambos han tratado de “cambiar el status quo de las Dos Mezquitas Sagradas para peor y en beneficio de otros”.
El creciente número de juicios contra disidentes muestra que el descontento popular está creciendo en el país, cuya economía está siendo debilitada por el conflicto de Yemen y el despilfarro en la adquisición de armas occidentales mientras que altos niveles de pobreza persisten y se incrementan en el reino.
Todo ello dibuja un futuro dudoso para el régimen de los Al Saúd, pese al envío de soldados estadounidenses que buscan proteger a este del colapso. Bajo esta perspectiva, los principales consumidores de petróleo están rehaciendo sus cálculos para reducir todo lo posible su dependencia de un país sometido a tantas y serias crisis.